Servicio de la Mujer y el Recién Nacido resuelve con éxito extraño caso clínico
El Hospital Clínico San Borja Arriarán es un centro hospitalario de alta complejidad, que recibe pacientes derivados desde distintos centros para resolver sus patologías, pero, de vez en cuando, llegan casos a manos de nuestros especialistas que incluso a ellos mismos sorprende. Es la historia de María de los Ángeles, quien llegó con un embarazo aparentemente normal, que luego pasó a ser una sospecha de embarazo abdominal y que terminó siendo un extraño caso de útero bicornio unicervical.
El equipo liderado por el Dr. Jaime Sáez, jefe del Servicio de la Mujer y el Recién Nacido de nuestro hospital recibió el pasado 17 de abril a la paciente María de los Ángeles Velásquez, de 19 años y nacionalidad colombiana, con un embarazo de 30 semanas. Venía a tomarse una ecografía porque el feto no subía correctamente de peso, sin embargo, al revisar las imágenes el ecografista levantó la sospecha de que podía tratarse de un embarazo abdominal. Esto quiere decir que el feto se habría alojado fuera de la cavidad uterina, por lo que se decidió hospitalizar a María de los Ángeles en la Unidad de Medicina Materno Fetal para realizar más exámenes y estudios.
“Con la primera ecografía estaba todo bien, mi hijo sólo se veía chiquitito para las 30 semanas, pero cuando me hicieron la eco transvaginal, no encontraron al bebé; ahí empezaron a llegar todos los médicos y me dejaron hospitalizada”, contó María de los Ángeles, respecto a su primera atención en nuestro hospital.
Después de eso, agregó que fueron muchos los especialistas que se acercaron a ver su caso, todos le explicaban que su caso era complejo, pero que estaban preparando todo para tener el mejor resultado para ella y su bebé. “Siempre me dijeron que mi hijo tenía un 80% de posibilidad de vivir, y ahora lo veo aquí, creciendo, y eso me hace muy feliz”.
Maximiliano nació el 25 de abril, pesó 1.130 gramos, midió 41 cms. y hoy se encuentra en la UTI de la Unidad de Neonatología, creciendo sin problemas. Sus padres lo visitan todos los días, su madre le trae su leche y ven como evoluciona positivamente, esperando el día que le den el alta. Por el momento, sus planes son seguir viviendo en Chile, con el fin de mantener controlado a su bebé.
Caso excepcional
Si ya la hipótesis diagnóstica que manejaba el equipo obstétrico era algo extraña y de baja probabilidad, con lo que se encontraron fue aún más llamativo. El Dr. Jaime Sáez explicó que “al momento de la cirugía, lo que encontramos fue un útero rudimentario, lo que se llama útero didelfo o bicornio, conectado muy abajo con el otro útero. Hacia el lado izquierdo un gran útero rudimentario, con una capa muy delgadita, que abrimos, sacamos al bebé, la placenta estaba adentro y después tuvimos que hacer una desconexión de este segundo útero”.
Dada la complejidad del diagnóstico se activaron rápidamente los protocolos del Servicio de la Mujer y el Recién Nacido, lo que involucró a diferentes equipos de salud que se coordinaron para evaluar y programar la intervención en el momento más oportuno y con el menor riesgo posible, tanto para la madre como para el feto. En este trabajo se incluyó a obstetras, especialistas materno fetales, anestesistas, cirujano vascular, cirujano general, urólogo, neonatólogos, el equipo de matronería de distintas áreas y las unidades de apoyo de Banco de Sangre y de Hemodinamia.
“Para nosotros, como equipo obstétrico, nos da una tremenda tranquilidad contar con otros especialistas en el mismo pabellón, en especial en estos casos que vamos un poco a ciegas, por lo que, si tenemos una urgencia, el médico indicado está ahí para intervenir” rescató el jefe del Servicio de la Mujer y el Recién Nacido.
“En los casos de este tipo que se presentan, normalmente la mujer no se embaraza o se generan abortos espontáneos, este es un caso excepcional. En 30 años, nunca se había visto un caso así. Se había visto uno o dos casos de embarazo abdominal, pero no un embarazo viable en un útero bicornio”, agregó Sáez. Por otra parte, el doctor explica que la paciente quedó con un útero con un cuello, perfectamente distinguible, con su ovario del lado izquierdo normal, por lo que puede seguir con su vida normal y volver a embarazarse a futuro.